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  Expansión 2
 


La revolución industrial en EE.UU




Evolución demográfica

El proceso demográfico de Estados Unidos tuvo tres rasgos esenciales que lo caracterizaron. En cuanto a la población, este país no superaba los cuatro millones de habitantes en el primer período; sin embargo la misma se fue duplicando cada 23 años, hasta que en vísperas de la Guerra de Secesión logró alcanzar los 32 millones. No obstante, en el último tercio del siglo se evidenciaría un relativo descenso en dicho crecimiento. Por lo tanto, la presión demográfica de dicho país posee los siguientes aspectos fundamentales.

Ritmo de mortalidad y natalidad

Desde principios de siglo y hasta 1870, la tasa de natalidad se mantuvo en 45 por ciento aproximadamente; hasta descender de 38 a 30 por ciento en 1890. El alza del nivel de vida y del progreso general, acompañaron esta evolución. La tasa de natalidad siempre fue superior a la tasa de mortalidad, aunque esta último también siempre fue menor que en Europa. A tal punto que se paso de un 25 por ciento en 1800 al 20 por ciento en 1865. Para finalizar con un 17.2 por ciento en los inicios del siglo XX.

La inmigración

Fundamentalmente podemos hacer énfasis en dos corrientes migratorias: la primera de ellas con llegada de inmigrantes desde Inglaterra y Alemania antes de 1870. Y la segunda que se produjo después con una nueva oleada proveniente de Europa meridional y Europa del Este. Sin embargo, hacia 1890 se inició una emigración nórdica. Tal es así que el creciente desarrollo de Estados Unidos suponía una verdadera esperanza para aquellos que padecían de la opresión o de la miseria, como fue el caso de los austriacos, polacos, rusos, entre otros. Estadísticamente, la proporción de extranjeros y americanos nacidos en el extranjero se conservó entre un 10 y 13 por ciento. Cabe destacar, que lo que facilitó con frecuencia la existencia de estas corrientes migratorias fueron los avances en la navegación.

La conquista de la frontera

Un largo proceso de organización, el cual brindaba un amplio abanico de resultados económicos, sociales y culturales; fue el escenario concreto por el cual durante todo el siglo XIX esta nación expandía sus fronteras iniciales. Por ejemplo, en 1803 se incorporaron Ohio, Vermont, Kentucky y Tennesse, corriéndose la frontera hacia el oeste del río Mississipí. Sumado a ello, el territorio de Louisiana se incorporó ese año a través de una compra.

Esta sumatoria continuó en 1818, cuando la región central de la frontera con Canadá fue cedida por Inglaterra. Un año después de este hecho, Florida fue vendida por España. Pese a todo ello, el territorio estadounidense tuvo modificaciones sustanciales durante la década de los cuarenta, más precisamente cuando se anexa Texas en 1845, un año más tarde lo hizo Oregon y definitivamente se estableció el actual mapa de Estados Unidos en 1848 con la incorporación de la Alta California y Nuevo México.







La expansión hacia el oeste

Un hecho fundamental fue el aumento de la movilización hacia el oeste, lo que implicó que en el ámbito económico, los centros urbanos materialicen la etapa inicial de la industrialización en Estados Unidos. A partir de ese momento se desarrollo un proceso de proletarización, observado con anterioridad en Inglaterra, y que conllevaba las difíciles condiciones sociales de vida en aquel entonces. Pero además, con la memoria aún fresca de los discursos revolucionarios de la guerra de la independencia, entraron en refutación las condiciones impuestas por la explotación capitalista y la conciencia de libertad de amplias masas de población. Para aquellos miles de hombres y mujeres que no estaban dispuestos a convertirse en asalariados, el oeste fue su esperanza. A tal punto que hacia la conquista de la frontera se “colaban” importantes contingentes humanos, sin importar la fuerte presión demográfica.

La oferta de mano de obra industrial se resintió y los empresarios se vieron forzados a desarrollar un mejoramiento tecnológico, que supliera la relativa escasez de mano de obra con una mecanización cada vez más perfeccionada. En el terreno económico se trazó lo que podríamos llamar una división geográfica del trabajo, con tres polos fundamentales que se articularían armónicamente: el este industrial, el oeste agrícola y el sur algodonero. Incluso antes de conocer las enormes ventajas del ferrocarril, la interrelación entre los tres polos se veía favorecida por la extraordinaria red fluvial natural: el oeste vendía sus productos agrícolas a los estados del sur, utilizando el Mississipí que enlazaba con Ohio. Al mismo tiempo, el sur exportaba algodón a la industria textil de los estados del este.






La industrialización

En la segunda mitad del siglo XIX la industria estadounidense creció más que ninguna otra en el mundo. Las primeras manufacturas se crearon con importación de mano de obra extranjera especializada. La guerra de 1814 contra Inglaterra, al cortar la entrada de los productos británicos, permitiría la creación de algunas industrias, que ya en 1816 comenzaron a crecer considerablemente. Después de 1840-1860, la utilización de la hulla y el vapor impulsaron notablemente la siderurgia y el transporte.

El mercado interior se amplió y se unificó. Gracias al gran mejoramiento de las comunicaciones, el país avanzó económicamente a un ritmo bastante rápido. Los países capitalistas europeos se expandían colonizando regiones lejanas; los estadounidenses se desarrollaron principalmente dentro de su país, concentrando esfuerzos en la explotación de sus inmensos recursos naturales. El desarrollo de la industria algodonera, por ejemplo, se extendió a partir de 1816. En 1860 se concentró en Nueva Inglaterra un conjunto industrial algodonero, que empleaba cerca de 122 mil obreros.
Su gran impulso estuvo condicionado por la entrada de la máquina de vapor y el rezago de la máquina doméstica.

Los dueños de bancos, ferrocarriles, acero y petróleo se apoderaron de las tierras de los aborígenes, impusieron hipotecas y absorbieron la economía esclavista del sur. Importaron millones de trabajadores y obreros especializados, para superar las técnicas europeas. Chinos y filipinos construyeron ferrocarriles y granjas con jornadas excesivas y bajos salarios; pero sobre todo se edificaron fortunas sobre millones de esclavos negros.


Caracteristicas:

- Fue el ejemplo más espectacular de un crecimiento económico nacional rápido.

- Experimentó un incremento demográfico importante gracias al crecimiento natural y a la llegada de inmigrantes.

- Ello favorecerá la existencia de una abundante mano de obra para trabajar.

- La renta y la riqueza crecieron todavía más rápidamente que la población.

- La abundancia de tierra y la riqueza de recursos naturales.

- La  mayor tasa de crecimiento se responde por el progreso tecnológico más rápido y la creciente especialización regional.

- Ofrecía, además, un gran mercado doméstico, virtualmente libre de barreras comerciales artificiales.

- Para sacarlo partido necesitaba una vasta red de transportes.

- El ferrocarril desempeñó aquí, al igual que en Europa un importante papel.

- A pesar de este desarrollo industrial, en el siglo XIX Estados Unidos continuaba siendo un país eminentemente rural.



 

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